El asesinato de socrates

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Nunca me gustó la filosofía como asignatura en el instituto por eso el título de la novela no me parecía a priori muy atractivo, aún así, me decidí a comprar este libro porque había oído buenas críticas sobre él. Fue un acierto y puedo decir que como me ocurrió con Posteguillo, con el que descubrí que me gustaba la antiguo Roma, he descubierto que la Grecia clásica puede ser realmente atractiva y a su vez la filosofía por la relación inherente que les une.

Yendo mucho más allá de sus brillantes historias de amor (romántico, filial, fraternal y en otras muchas formas) este finalista del premio planeta 2016, es un libro inundado de pasajes históricos reproducidos con total fidelidad y de personajes reales que aportan a la historia un interés añadido. Poco más se puede decir de la novela sin desvelar qué es lo que va ocurriendo en sus casi ochocientas páginas, de modo que si deseas adentrarte en la Grecia Clásica disfrutando de una historia entretenida, léela, la recomiendo.

Para finalizar con una reflexión me gustaría hacer alusión a una de las partes de la novela que me llamó poderosamente la atención, la que transcurre durante la llamada plaga de Atenas, epidemia de peste que devastó la ciudad durante la guerra del Peloponeso y la primera epidemia documentada de la historia. Grecia ha dejado posos en la política, la sociedad, la filosofía o la medicina pero el humano no aprende a veces del pasado, sobre todo en cosas que requieren memoria. Al humano del siglo XXI, en plena pandemia de covid incluso con wifi, compras online y videollamadas, le ha costado mucho más quedarse en casa que al griego del año 430 a.c, feliz animal que como el autor describe en el libro solo salía de su vivienda a por una vasija de agua o unos gramos de maíz en plena epidemia de peste, con el único objetivo de  protegerse a sí mismo y por supuesto no contagiar al prójimo. Se infiere tristemente de este pasaje de la novela, que casi dos mil quinientos años después aún hay cosas que no hemos aprendido, a pesar de tener las lecciones escritas durante siglos. Ya lo dijo Sócrates: El mayor de todos los misterios es el hombre.

Os dejo el prólogo del libro, extraído de la enciclopedia Universal y que a mí me animó a seguir leyendo el resto. Sin duda, os animo a leerlo.

 

Grecia Clásica
La Época Clásica (499 a. C. – 323 a. C.) es quizá el período más extraordinario de la historia de la humanidad.
En tan solo unos años, como si hubieran recibido una iluminación repentina, los griegos de aquella época crearon varios de los elementos que forman la base de nuestra civilización. La medicina alcanzó el rango de ciencia de la mano de Hipócrates, en arquitectura se erigieron algunas de las obras cumbre del arte universal —como el Partenón de la Acrópolis de Atenas—, y en el campo de la escultura surgieron genios artísticos de la talla de Fidias y Mirón, cuyas obras se convertirían en el modelo a imitar por parte de los artistas romanos y del Renacimiento. Por su parte, en la literatura apareció el teatro y los grandes autores que alcanzarían fama eterna: Esquilo, Sófocles, Eurípides y Aristófanes. En cuanto a la política, los griegos sorprendieron al mundo desarrollando un sistema de gobierno que ningún pueblo había conocido hasta entonces: la democracia.
    Atenas fue el centro artístico e intelectual de la Época Clásica. Allí vivieron los filósofos más importantes de todos los tiempos, cuyas ideas dominaron la historia del pensamiento durante los siguientes dos mil años: Sócrates, su discípulo Platón, y el discípulo de este: Aristóteles.
    Sócrates, el primero de los tres grandes filósofos, fue un genio singular y extravagante que despertaba entre sus contemporáneos tanto recelo como admiración. En su juventud estudió la filosofía de su época, pero le resultó insatisfactoria e inició su propio camino en la búsqueda de conocimiento. Se convirtió en el maestro de varios de los principales filósofos de la siguiente generación, y en el padre de algunas de las corrientes de pensamiento más relevantes que han llegado hasta nuestra época.
    La famosa máxima «Solo sé que no sé nada» está detrás del proceso de búsqueda al que dedicó su vida, y que le ocasionó tantos enemigos.

 

 

 

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